ENTRE
EL DESAFÍO Y LA REALIDAD
Un
centro cultural en el trabajo
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Fachada de IMPA |
Al
igual que en muchas de las empresas recuperadas, en IMPA conviven la actividad
fabril y la creación cultural. La relación con la comunidad en este tipo de
empresas es una de las principales banderas, y tiene como valor principal la
solidaridad mutua. Una experiencia inédita que demuestra la existencia de otra
cultura del trabajo, distinta a la que el mercado quiere imponer.
Al
4290 de la calle Querandíes, en el corazón del barrio de Almagro, se impone el
edificio de Industrias Metalúrgicas y Plásticas Argentina (IMPA), una
cooperativa recuperada por segunda vez por sus trabajadores en mayo de 1998,
luego de la política de vaciamiento que había llevado a cabo la última comisión
directiva de la antigua gestión. A partir de allí, surgió un desafío: convertir
a la fábrica en algo más.
“Todo comenzó cuando nos dimos cuenta de que
teníamos un lugar muy grande que no usábamos y que les podía servir a otras
personas, por ejemplo a los vecinos que nos ayudaron y nos apoyaron siempre”,
cuenta Marcelo Castillo, presidente de la cooperativa. Y afirma orgullosamente:
“Es una experiencia única que no se da en ningún otro lugar del mundo. En
Europa, algunos artistas toman edificios de fábricas abandonadas y los
convierten en centros culturales, pero nunca pasó con una fábrica que estuviera
en funcionamiento como la nuestra”. Tal es así, asegura, que “vienen de todas
partes del mundo a visitarnos y no lo pueden creer”.
El
centro cultural “La fábrica” empezó a tomar forma en mayo de 1999 cuando se
hizo un homenaje a Arturo Jauretche a 25 años de su fallecimiento. A partir de
allí, comenzaron a brindar espectáculos y diversas actividades a todos los
vecinos del barrio, de manera gratuita o con precios populares.
Desde
la mañana hasta la noche hay movimiento en la fábrica; y no tiene que ver sólo
con el trabajo propiamente dicho, sino también con cursos, clases de guitarra,
baile, canto, entre otras actividades. Hasta las 15, se puede escuchar ruido de
máquinas; luego los asociados se van a sus casas y llegan las personas que
concurren al centro cultural. “Una cuenta pendiente es que podamos insertarnos
más en el resto de las actividades que se dan en el edificio”, dice Castillo. Y
continúa explicando: “Terminamos de hacer las tareas que nos corresponden y
tenemos ganas de irnos a nuestras casas, pero creo que con el tiempo vamos a
encontrar los espacios para poder compartir. El año pasado se hicieron peñas
folklóricas en el comedor y nosotros pudimos participar”.
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Detalle de un mural - fachada IMPA |
En
“La fábrica” se dictan cerca de 30 talleres mensuales, se dan recitales, obras
de teatro y muestras; en el 2000, Manu Chao brindó su espectáculo, dio un paseo
por el lugar y quedó asombrado por tamaña combinación de trabajo y cultura.
Además,
en IMPA funcionan un micro-cine, donde se proyectan
cortometrajes y películas independientes,
la Universidad de los Trabajadores, un profesorado, un centro de salud y
un canal de televisión alternativo, popular y comunitario: “Barricada TV” Canal
5 de Almagro. El método IMPA es “ocupar, resistir y producir”: en el trabajo,
en la cultura y en la lucha de todos los días.
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