Algo más que
arte pop
Corría el año
2001, época de crisis generalizada del país, cuando la imprenta Chilavert entró
en quiebra. Sus trabajadores decidieron, entonces, tomar la fábrica para poder
seguir manteniendo sus fuentes de ingreso. Tras meses de lucha, el 24 de mayo
de 2002, un fallo judicial les permitió quedarse en el inmueble, pero no
producir. Bajo ningún punto de vista estaba admitida la entrada y salida de
mercadería y, para asegurar eso, fueron dispuestos varios móviles de la Policía
Federal en la entrada de la propiedad.
Una fecha límite
hizo que esta condición no se cumpliera. Un libro estaba en producción y debía
entregarse al día siguiente. Era el primer trabajo que cobrarían desde el
comienzo de la ocupación, con lo cual la urgencia era doble. Frente al bloqueo
policial se manifestaron la astucia y la perseverancia de los operarios, así
como el respaldo de los vecinos de Pompeya. El apoyo del barrio suele ser una
constante en el fenómeno de las empresas recuperadas, y el caso de Chilavert no
fue la excepción.
En una suerte de
asamblea improvisada se barajaron varias opciones, incluso la de mover las
cajas por el techo. Finalmente, al vecino de la casa de al lado se le ocurrió
un plan: abrir un agujero en la pared medianera, a unos cuatro metros de altura
y sacar los textos por su entrada. “No lo sacamos por la puerta, que era la
orden. Por ahí no entró ni salió nada”, dice Ernesto González, miembro de la
cooperativa, con tono burlón. Es casi poético que el ardid se haya gestado en
el día de la Revolución.
Detalle de la pared refaccionada en Chilavert |
Esta modalidad
atípica de suministro se mantuvo durante meses, mientras se tramitaba la ley de
expropiación definitiva. Hasta entonces, realizando movimientos acrobáticos en
el último peldaño de la escalera, hacían ingresar la materia prima y entregaban
los trabajos terminados. “Eso no es arte pop”, comenta jocoso González,
mientras señala un marco de madera que encuadra un sector de 1x1 metros de
ladrillo a la vista. El terminado rústico del arreglo de la pared no responde a
una decisión estética, sino al propósito de servir de recordatorio de la resistencia, compañerismo y solidaridad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario