UNA FORMA
ALTERNATIVA DE TRABAJO
El fenómeno de
las empresas recuperadas
El lema de las
empresas bajo gestión obrera es: ocupar, resistir, producir. Aunque la toma de
un inmueble sea un momento difícil, el desafío recién comienza.
La
organización de los trabajadores en cooperativa de trabajo es una respuesta
cuando los empresarios cierran las puestas y vacían las fábricas por los
vaivenes del sistema económico. Si bien el proceso de lucha por la expropiación
es largo y cansador, mantenerse en el mercado capitalista tampoco es fácil.
Este fenómeno no solo implica a fábricas como metalúrgicas o gráficas, sino a
colegios, gastronómicos, industrias alimenticias, madereras y de salud. Ejercitar
una forma de economía alternativa implica superar obstáculos, económicos y personales, en el día a día.
Actualmente
existen en el país 311 empresas recuperadas, que ocupan a 13462 trabajadores.
Si bien el auge se dio entre los años 2001 y 2002, el número de los
emprendimientos crece cuando se presenta una situación de crisis económica
mundial o regional, por más que ésta no impacte como lo hizo a principios de la
década pasada. Según el Programa Facultad Abierta (organismo dependiente de la
Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y encargado de relevar datos
relacionados a las empresas recuperadas) el pico se encuentra en estos años,
con 72 casos contabilizados, aunque se puede apreciar un ascenso con la crisis
de las subprime, durante el período
2008/2009. El área metropolitana de Buenos Aires engloba a la mitad de las
fábricas y emplea a 6308 trabajadores.
El
paso de una empresa con dueño o patrón a una de gestión obrera es bastante
conflictivo. Los ex dueños de las empresas, no sólo deben sueldos a sus
trabajadores, sino que dejan muchas deudas con sus acreedores y proveedores. No
son pocos los que reclaman a las nacientes cooperativas o los que deciden no
seguir trabajando con ellos en el futuro.
Otro
problema que se enfrenta es el vaciamiento de los establecimientos. Durante los
primeros días del cierre por quiebra, es común que los dueños empiecen a sacar
las máquinas. Cuando los trabajadores acuden a la justicia, buscando
autorización para volver poner en marcha la producción, es difícil probar que
ahí funcionaba una fábrica si el lugar está desocupado. Por esto es que los
obreros optan por ocupar evitar este saqueamiento.
Desde
afuera, pareciera que todas las cooperativas funcionan de la misma manera. Sin
embargo, estas pueden ser bastante diferentes. La idea más difundida de estos
lugares de trabajo es que todos cobran lo mismo. Sin embargo, solo 51,9% de las
cooperativas opta por un reparto igualitarista. Así sucede en el restaurante
Alé Alé, donde cada domingo se juntan a hacer un resumen de la semana y cerrar
el libro contable y, cuando la situación lo requiere, hacen una asamblea mayor
para tomar decisiones más importantes. Otra fábrica representativa del
movimiento, Cooperativa Patricios, tuvo un sistema de salarios equitativos,
pero con el tiempo se decidió escalonar las remuneraciones de acuerdo con el
trabajo realizado. Además, no siempre las decisiones son tomadas entre todos
los trabajadores en asamblea, sino que las elecciones que necesitan
ejecutividad son resueltas por el comité de turno.
Fachada de Cooperativa Patricios |
Hay
proveedores y clientes con los que trabajaban que deciden cortar con esta
relación después de la conformación de la cooperativa. Así ocurrió en el
Instituto Comunicaciones, que dependía del club del mismo nombre. Advertidos
por éste del inminente cierre de sus puertas, los padres y madres cambiaron a
sus hijos de escuela sin darles la oportunidad a los maestros que buscaban
iniciar la cooperativa. Esto provocó que, durante los primeros años, la
cantidad de alumnos fuera ínfima.
Otra
diferencia es la problemática de los establecimientos. Hay dos situaciones
igual de conflictivas. Por un lado, está el tema de la expropiación que
enfrentan la mayoría de las fábricas. Una vez que se logra conseguir, esta no
es definitiva, sino que se extiende y se renueva en la Legislatura porteña por
un periodo de dos o tres años como máximo. Esto es un impedimento para el
crecimiento de las cooperativoas, porque les impide hacer un planeamiento a
largo plazo. El otro caso es el obstáculo que tiene empresas como restaurantes.
Al ser un lugar alquilado, muchos propietarios de locales no quieren
alquilarles a cooperativas, por más que posean una matrícula de trabajo.
Una
característica interesante de las fábricas y empresas recuperadas es el vínculo
que crean con el barrio y la comunidad. Muchas de ellas reciben el apoyo de los
vecinos durante la época de ocupación y resistencia, que se expresa con
donaciones o interponiéndose entre la policía y el establecimiento para que no
desalojen a los trabajadores. En la Cooperativa Chilavert, un vecino llegó al
extremo de hacer un hueco en su pared para sacar pedidos y encargos, dado
que la puerta principal estaba bloqueada
por la policía. Y el agradecimiento por parte de las fábricas no es menor. Son
muchas las que usan los espacios vacios para dejar que se instalen centros culturales,
como Chilavert, colegios para jóvenes y adultos o centros de salud, como en
Cooperativa Patricios, o lugares para cursos de especialización, como en
Maderera Córdoba. Así, se crea un círculo virtuoso de respaldos mutuos, fieles
a los principios del cooperativismo y la solidaridad.